No sé si sea algo de papás, o si Cir también lo hace y finge que no, pero desde que nació M estoy obsesionado con ver que está respirando. Y lo digo porque Cir, siempre que le pregunto «¿está respirando?», me responde «claaro ¿qué te pasa?». Pero es que yo no tengo la sincronización bluetooth que tienen ellas.
Si cargo a M en el fular y se duerme, tengo que detenerme cada cierto tiempo, cerrar los ojos y dejar de respirar para sentir su barriguita inflándose y desinflándose contra la mía.
Si está durmiendo en la cama o el corral, tengo que chequear constantemente y es mejor cuando se duerme con una mano en la barriga porque puedo ver cómo esta sube y baja. Entonces respiro yo.
Mi mente es medio macabra y al menos unas tres o cuatro veces al día me muestra los posibles accidentes que podrían ocurrir cuando M está bajo mi cuidado. Por eso necesito esa fe de vida: una barriguita que sube y baja.
Jesús
Música: https://soundcloud.com/mrinal-desai/christian-smith-grey-skies-tcm
Cuando estaba embarazada de M, me dio por seguir cuanta cuenta de IG había sobre mamás, nacimiento, embarazo, lactancia y hasta una bien chévere de una mamá residenciada en Margarita que hacía recetas bien creativas para su hijo (que, por cierto, en los videos siempre comía de todo y solito como un adulto). Pero para aquel entonces mi obsesión era con todo lo relacionado con el parto respetado y humanizado. Claro que los temas de lactancia, alimentación y crianza me interesaban pero como que en el fondo no les paraba tanto. Sí le dije a Jesús en algún momento: «te gusta el método este BLW (baby lead weaning o alimentación guiada por el bebé) porque creo que ese es el que usaremos con M».
Le contaba toda mi desesperación a Jesús y el decía «bueno, entonces habrá que darle con cuchara. No se puede ser tan ortodoxo. Igual, relájate». Pero además de eso también me dijo algo muy sabio: «paciencia». Y es que una de las claves del BLW es la paciencia.
Martina comiendo apio dentro de una ponchera para evitar el desastre (no funcionó)
Carlos González, a quien ya siento como un amigo de la familia, de tanto video y libro suyo que hemos revisado, también me dijo algo fantástico «confíe en su hijo». Eso he hecho y hoy cuando M está a una semana de cumplir sus 9 meses ya come tranquila muchos alimentos por sí sola y yo derretida con sus caras.
Cirene
P.D: no puedo cantar victoria en este terreno porque sé que los niños cambian todo el tiempo y el tema de la comida es algo muy particular. De hecho, aún me estreso demasiado cuando M se atraganta con un pedazo de arepa o de pollo. Ah y ya me he entusiasmado con el tema culinario. Sí, los hijos definitivamente te cambian.
Cada año, hago lo posible por participar en el reto fotográfico #UnaFotoxDíax28Días. Todos los días nos dan el título de la foto y toca ir a tomarla. Es divertido y me ejercito en la disciplina de fotografiar a diario. Al final, me quedan tantas fotos que no importa mucho si no gano. Este año, decidí que mi tema sería M y la tarea de hoy era: Una predicción errada.
Sin una idea clara de la foto que tomaría, como todas las noches, sentamos a M en su sillita para comer con nosotros. Bueno, ella destroza y juega con su comida y nosotros comemos. Hoy, Cir le preparó unas carnitas en forma de hamburguesa. Le dimos una por que ya había comido un poquito de pastina. Pues, contra todo pronóstico, la devoró y quedó comiéndose las migajitas. Así que le dimos la segunda y la M hizo lo propio. Si fuera por ella, le pasaba la lengua a la mesa, pero no llegaba. Esta niña es una sorpresa cada día.
Para ver cómo voy con mis fotos: https://www.instagram.com/sinplantilla2/
Jesús
Por nuestra cabeza pasó que Cirene renunciaría a su trabajo para quedarse en casa con M. No teníamos con quién dejarla y tampoco nos agradaba la idea de dejarla con alguien. Yo sugerí que fuera yo pero, como dice la canción, mamá es quien da la teta. El 6 de enero terminaba el reposo post-natal, que habíamos unido con vacaciones y días pendientes. Lo estiramos hasta los 7 meses de M. Pero aún nos parecía muy chiquita para dejarla.
Cuando anunciamos la decisión en el trabajo, nos pidieron que lo repensáramos. Como es posible imaginar, no hay colas de profesores de inglés esperando trabajo en las instituciones de educación superior públicas. Al final, llegamos a un acuerdo para redistribuir las horas del permiso de lactancia de Cir y comenzamos a venirnos al trabajo con M. Fue la mejor decisión. Si trabajáramos en un edificio de ministerio en Caracas, la historia habría sido distinta. Pero en esta montaña, no se respira el aire viciado de las oficinas. Aquí, M gatea en la grama.
Jesús y Cirene
Chateaba hoy con otra mamá sobre lo difícil y fuerte que es quedarse sola en casa todo el día cuidando a la bebé. Le decía que desde que empecé a trabajar, aunque no lo hago todos los días por el permiso de lactancia, a veces, me provocaba ir de lunes a viernes porque allí tengo la ayuda de Jesús y no siento que me voy a volver loca (cosa que ocurre muy a menudo cuando me quedo con M todo el día muchos días seguidos sin ver la luz del sol). Y es que, de verdad, esos días son como un círculo sin fin en los que siento que lo único que hago es dar teta, cocinarle y darle de comer a M (algo distinto porque bueno la bebé debe tener una alimentación balanceada y comer alimentos de todos los grupos), limpiar todo el desastre (porque me antojé de practicar el BLW), dar teta, cambiar pañal, volver a cocinar, limpiar desastre, dar teta, volver a limpiar, cambiar pañal y, obvio, dar teta, again, y así hasta que descubro que son las 5:00 p.m. sigo en pijamas y estoy como una loca ojerosa. Para rematar el día, llega Jesús del trabajo y dice: “mijita ¿qué te pasó? Ya vas a decir que M no te dejó hacer nada” y en ese momento lo que quiero es ahorcarlo.
Yo no me quejo, en serio. Jesús es un súper papá que cumple muy bien con su rol pero hay días que apenas pisa la casa le lanzo a M en los brazos y me voy corriendo al baño y me encierro allí una media hora. Antes lloraba. Ya no lloro. Ahora por lo menos reviso twitter o fb. Por cierto, la mamita con la que chateaba me confesó que me escribía en ese momento desde el baño 😛
Cirene
P.D: gracias al universo todavía M no me toca la puerta del baño. Curiosamente su papá sí lo hace con ella en brazos y me pregunta “¿todo bien?”. A veces, ni respondo.