Más que la cama, M llegó a ocupar nuestra vida. Es la ocupación más hermosa y maravillosa de la historia de las ocupaciones. Sus armas son sus ojitos, sus sonrisas, sus piecitos, sus manitas…
Categoría: Psicomotricidad
M quiere pararse y caminar
M insiste en pararse pero se agarra duro de donde se está apoyando. Ya se mantiene con una sola mano pero aprieta para no caerse. Hoy la vi coqueteando con la idea de moverse hacia otro punto. Estiraba el brazo pero no alcanzaba. Sabe diferenciar entre el piso duro y la cama blanda. En la cama y en el corral, se lanza para caer sentada. En el piso duro, se agacha con cuidado hasta sentarse. Imagino que en un par de meses la tendremos correteando por ahí.
M en el parque
Llegamos a la fiesta de F y mamá vio el columpio inmediatamente. Cirene tenía días con ganas de montar a M en un columpio. Esa fue su primera vez y le encantó. Después, la pasó para la rueda y M se mostraba un poco confundida. Intentaba gatear pero su norte cambiaba de lugar constantemente. Fue un día divertido.
Mi niña sí me come
Cuando estaba embarazada de M, me dio por seguir cuanta cuenta de IG había sobre mamás, nacimiento, embarazo, lactancia y hasta una bien chévere de una mamá residenciada en Margarita que hacía recetas bien creativas para su hijo (que, por cierto, en los videos siempre comía de todo y solito como un adulto). Pero para aquel entonces mi obsesión era con todo lo relacionado con el parto respetado y humanizado. Claro que los temas de lactancia, alimentación y crianza me interesaban pero como que en el fondo no les paraba tanto. Sí le dije a Jesús en algún momento: «te gusta el método este BLW (baby lead weaning o alimentación guiada por el bebé) porque creo que ese es el que usaremos con M».
Le contaba toda mi desesperación a Jesús y el decía «bueno, entonces habrá que darle con cuchara. No se puede ser tan ortodoxo. Igual, relájate». Pero además de eso también me dijo algo muy sabio: «paciencia». Y es que una de las claves del BLW es la paciencia.
Martina comiendo apio dentro de una ponchera para evitar el desastre (no funcionó)
Carlos González, a quien ya siento como un amigo de la familia, de tanto video y libro suyo que hemos revisado, también me dijo algo fantástico «confíe en su hijo». Eso he hecho y hoy cuando M está a una semana de cumplir sus 9 meses ya come tranquila muchos alimentos por sí sola y yo derretida con sus caras.
Cirene
P.D: no puedo cantar victoria en este terreno porque sé que los niños cambian todo el tiempo y el tema de la comida es algo muy particular. De hecho, aún me estreso demasiado cuando M se atraganta con un pedazo de arepa o de pollo. Ah y ya me he entusiasmado con el tema culinario. Sí, los hijos definitivamente te cambian.
M gatea en la grama
Por nuestra cabeza pasó que Cirene renunciaría a su trabajo para quedarse en casa con M. No teníamos con quién dejarla y tampoco nos agradaba la idea de dejarla con alguien. Yo sugerí que fuera yo pero, como dice la canción, mamá es quien da la teta. El 6 de enero terminaba el reposo post-natal, que habíamos unido con vacaciones y días pendientes. Lo estiramos hasta los 7 meses de M. Pero aún nos parecía muy chiquita para dejarla.
Cuando anunciamos la decisión en el trabajo, nos pidieron que lo repensáramos. Como es posible imaginar, no hay colas de profesores de inglés esperando trabajo en las instituciones de educación superior públicas. Al final, llegamos a un acuerdo para redistribuir las horas del permiso de lactancia de Cir y comenzamos a venirnos al trabajo con M. Fue la mejor decisión. Si trabajáramos en un edificio de ministerio en Caracas, la historia habría sido distinta. Pero en esta montaña, no se respira el aire viciado de las oficinas. Aquí, M gatea en la grama.
Jesús y Cirene