La galleta maría

Poder comerme una galleta maría y escribirlo mientras lo hago es algo que para muchos podría ser lo más normal del planeta pero cuando eres mamá algo tan sencillo como eso se convierte en toda una hazaña.

¿Cliché? Seguramente. Pero sólo cuando lo vives es que te das cuenta de que hay placeres muy pero muy sencillos y, definitivamente, en mi caso, mi amada M me ha enseñado a disfrutar cada fracción de segundo de manera muy intensa. Los placeres son infinitos y cada quien tiene los suyos, pero cuando apenas puedes ir al baño o poner una lavadora (eso sí que es una proeza), comienzas a sentir deleite en las cosas más básicas y simples. M tiene casi 40 minutos durmiendo una siesta aquí cerquita de mí y yo me siento sumamente feliz porque me comí toda mi galleta maría y además pude escribirlo.

Cirene

Foto: @ElOtroFotógrafo

PD: Jesús pregunta ¿cómo es eso de que poner una lavadora es un placer? ¿Alguien que me le responda al niño?

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